Porqué orar por los Seminaristas
- Somos un apostolado, inspirado por el amor a la Iglesia y en respuesta oramos por todas las vocaciones sacerdotales.
- Intercedemos por todos los seminaristas con el fin de apoyarlos en su entrega, oraciones y penitencias.
- Oramos para que los seminaristas se unan al Corazón sacerdotal de Jesús.
- Oramos por los seminaristas, porque llevan el tesoro de la vocación en un recipiente de barro que sólo la gracia puede fortalecer.
- Oramos por los seminaristas para que nuestro Señor les ayude a perseverar y a entregarse con generosidad.
- Oramos por los seminaristas para que el Señor les dé la gracia de perseverar y llegar a ser santos sacerdotes.
- Oramos por los seminaristas para que el Señor les ayude a perseverar y a amarlo de todo corazón.
- Oramos para que los seminaristas puedan atesorar el don del celibato.
- Oramos para que todos los seminaristas crezcan en conocimiento y amor a Dios para ser sacerdotes santos.
- Oramos por los seminaristas, porque creemos en la fuerza de la oración y porque sabemos que el Señor escucha la oración de un pueblo suplicante.
- Oramos para que los seminaristas sean obedientes al Magisterio de la Iglesia, y estén en comunión con el Santo Padre y los Obispos
- Oramos por los seminaristas para que la oración sea la columna vertebral que les alimente y sostenga su vocación.
- Oramos por los seminaristas para que el Espíritu Santo les de la santidad, por la unidad con la Virgen, por el don de la obediencia y castidad.
- Oramos por los seminaristas para que la oración sea el mayor acto de caridad por el prójimo, que bueno sería entonces que este sea dirigido a los fututos sacerdotes.
- Oramos por los seminaristas porque ellos necesitan de nuestro apoyo espiritual para que los mueva a responderle al Señor con mucha entrega y fidelidad.
- Oramos por los seminaristas, para que cuando oren descubran que son preciosos a los ojos de Dios.
- Oramos por los seminaristas para que el Señor forme en ellos un verdadero corazón de Pastores.
- Oramos por los seminaristas para que el Señor Jesús haga arder en ellos el fuego de su amor por su Iglesia.
- Oramos por aquellos que tienen sed por la salvación de las almas.
- Oramos por los seminaristas y las vocaciones sacerdotales para que el Señor las aumente y fortalezca en cada una de sus debilidades y puedan dar la respuesta firme y plena al Señor.
- Oramos al Señor por el almácigo de la misericordia de Dios que es el seminario, y por el aumento de más vocaciones.
- Oramos al Señor porque creemos que si el Señor no construye la casa en vano trabajan los albañiles, Sal 127.
- Oramos al Señor porque el camino no es fácil y se presentan en el muchas dificultades para los vocacionados. Para que el Señor lo haga llevadero.
- Oramos para que todos los sacerdotes puedan compartir la alegría de Cristo Resucitado.
- Oramos para que los seminaristas sean devotos de María y encuentren en ella el amor y el consuelo de una madre, la más poderosa intercesión de nuestra Santa más grande y el más seguro refugio contra Satanás y sus secuaces, que buscan la destrucción de las vocaciones sacerdotales.
- Oramos por los seminaristas, para que María, Reina del Clero, sea modelo de fe y alegría, y la guía constante hasta alcanzar el Cielo, donde les espera una corona adornada de muchas almas.
Oración por seminaristas
Señor, Jesucristo, Pastor bueno, tú que conoces a todas tus ovejas y sabes cómo llegar al corazón del hombre, abre la mente y el corazón de los que buscan y esperan una palabra de verdad para su vida; hazles sentir que sólo en ti pueden encontrar plena luz; da valor a los que saben dónde encontrar la verdad, pero temen que tu llamada sea demasiado exigente; sacude el alma de los que quieran seguirte en el ministerio sacerdotal, pero no saben vencer las dudas y los miedos, y acaban por escuchar otras voces. Tú que eres la Palabra que ilumina y sostiene los corazones, suscita en aquellos a quienes llamas valor para dar la respuesta de amor: "¡Heme aquí, envíame!"
Oh María, Madre de la Nueva Evangelización, tú que estuviste con Jesús al comienzo de su vida y de su misión, tú que lo buscaste como Maestro entre la muchedumbre y lo acompañaste en la cruz, cuando una espada de dolor te atravesaba el alma, intercede por todos los seminaristas de la Iglesia para que sean fieles y perseverantes en su vocación, dóciles y disponibles en su proceso formativo, generosos y desprendidos en la vida comunitaria, entregados y serviciales en su tarea pastoral, constantes y disciplinados en el estudio de la teología. Así, Madre buena, podrán llegar a ser viva imagen del buen Pastor, santos y sacrificados en su ministerio. Gracias, Madre, Virgen María.
AMEN